Un ruido en el follaje los pone en guardia. Es un soldado de las SS, que entra en el claro por la izquierda. Pero no viene solo. Lo siguen tres mujeres. A primera vista no parecen prisioneras: están bien alimentadas y tienen un aspecto saludable. O tal vez sí. Tal vez sí son prisioneras. [...] Porque cuando advierten que han llegado a su destino se detienen y se quedan mirando el escenario con los ojos nublados por el pánico.

Fuente: Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau
3 comentarios:
Tot i coneixent l'argument m'està tornant a enganxar. El que m'és m'al·lucina són les fotos. No sé d'on les treus però són realment magnífiques i molt adients. És una manera extraordinària de fer-nos més impactant el llenguatge.
Hola amig@!! Irrumpo en tus aposentos para dejarte unas gotas de escarcha llenas de amistad, sentimiento que comparto al felicitarte los últimos días de la semana en este radiante día.
Un beso de la mano de un sueño.
Marí
Gràcies, Magda. I això que va en contra dels meus principis.
Gata: gracias por pasar de nuevo.
Publicar un comentario