Durante algún tiempo la novela se tituló El cuarto oscuro. Después tuve la tentación de utilizar las palabras "noche" y "niebla" en referencia al decreto Nacht und Nebel. Pero finalmente se quedó en El fotógrafo. Y es que, según afirma Andrés Neuman al hablar del título de una obra literaria, "si es demasiado brillante se olvida fácilmente".
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11 comentarios:
bueno, me has invitado y aquí estoy...gracias
No eres socio de ACEC?
te convendría...
Gracias por pasar.
Gracias por el consejo.
Muchas gracias por pasar, eres libra como yo....yo del 29 septiembre,un beso
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
EL FOTOGRAFO
DESEANDOOS UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES DE NAVIDAD 2009 ESPERO OS AGRADE EL POST POETIZADO DE CREPUSCULO.
José
ramón...
Gracias José Ramón. Nos leemos.
Es verdad, los títulos sencillos son los que más atrapan y perduran. Si exceptuamos las novelas de G. G. Marquéz.
Y me gusta tu cabecera :)
Muchas gracias, Verónica. Lástima que no se haya podido usar como portada, ya que resumía muy bien el espíritu de la novela.
Cierto, los titulos sencillos perduran, asi como lo que sencillo pasa por la vida...
Gracias por visitarme, nos veremos por aqui.
Gracias por pasar, Thara. Seguimos en contacto.
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